En este mes pasado hemos visto un gran escándalo que ha estremecido la fundación de Planned Parenthood.  A varios funcionarios de la adinerada fundación se les ha filmado in fraganti, discutiendo con una frivolidad asombrosa la mejor forma de abortar a un feto. No la mejor forma para la madre, o para el feto, sino para las compañías de investigación que pagan por los órganos que obtienen.

Para repasar, Planned Parenthood recibe más de 500 millones de dólares anuales de nosotros, los que pagamos impuestos. Con este dinero, y mucho más que reciben de Medicaid y de subvenciones y contratos gubernamentales, realizan más de 300 mil abortos al año. En el año 2013, un 94 por ciento de sus servicios de embarazo consistieron simplemente en el aborto. El cuidado prenatal y la adopción llegan solo al 5 por ciento.

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